Cuatrocorz no conserva grandes monumentos pero si uno antiguo y singular, el Torreón de Romá, llamado así por ser este uno de sus últimos propietarios; este pequeño torreón conserva su estructura original casi intacta y, en su interior, existe una interesante escalera de caracol que daba acceso a los pisos superiores.
El trazado urbano contaba con 18 casas cada una con su apodo o apellido, como es costumbre es esta tierra, destacando casa Forradellas. Contaba también con un horno comunal y un peirón típico de los cruces de caminos; cerca del pueblo aun quedan los restos de dos hornos donde cocían las afamadas tinajas de Cuatrocroz y, más alejados, los restos de la antiquísima ermita de Santa Justa y Rufina.