El paisaje que circunda Calasanz es de una gran riqueza y diversidad geológicas, además de ser un regalo para la vista; ejemplo de ello son los afloramientos de yesos y arcillas salpicados por diversos colores según los minerales que contienen.
El proceso evolutivo de la geografía de Calasanz se inició en la era Mesozoica, aproximadamente hace unos 220 millones de años. Esos procesos dieron lugar a unas capas de sedimentos, origen de la erosión (proceso mecánico) por un lado, como las arcillas o lutitas y areniscas (en menor medida); y también se formaron capas de yesos y sales por efecto de la evaporación (proceso químico) que se denominan, justamente, evaporitas. Todas estas –facias del Keuper– se formaron en el período Triásico entre la época del Triásico Medio y el Tardío.
En la parte norte del pueblo de Calasanz es donde afloran los sedimentos del Keuper que originaron la producción y explotación de la sal.
Encontramos innumerables rincones y laberintos rocosos, como la pared vertical del Estrato del período Cretácico que desciende desde el Castillo hasta el Barranco del Molino, y donde se puede observar como el río fue labrando dicha pared dando lugar al “Estretet de Sorribas” desde donde se usaba el agua para poner en funcionamiento los dos molinos existentes.
Este gran patrimonio geológico y minero nos invita a dar un largo y tranquilo paseo observando estas singularidades de Calasanz.