En un texto visigodo del siglo VI ya aparece el nombre de Calasanz y su parroquia de San Cipriano, por lo que es fácil imaginar las vicisitudes que han tenido que pasar tanto el pueblo como su parroquia a lo largo de la historia.
El templo actual es del siglo XVI pero aun guarda interesantes elementos del anterior templo como la pila bautismal, unas inscripciones funerarias o unos relieves con apóstoles, todo ello de estilo gótico.
Su antiguo pavimento y las interesantísimas yeserías datan del siglo XVII conforman un lugar único. No podemos irnos sin pasear por su exterior y contemplar las numerosas marcas de cantero en la piedra del templo y el paisaje circundante, que otorgan al conjunto un atractivo singular.